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En numerosas ocasiones la mejor defensa es mostrar los elementos de protección con los que contamos, pues de ese modo se crea un efecto disuasorio que invita a los delincuentes a no llevar a cabo sus fechorías. Un buen ejemplo de ello son las alarmas de seguridad. El hecho de conocer su existencia les disuadirá de no seguir adelante con sus planes.

¿Qué es el efecto disuasorio?

Según el Diccionario panhispánico del Español Jurídico, la definición de efecto disuasorio es la siguiente: “Efecto de una regulación que crea incertidumbre sobre las consecuencias que pueden derivarse del ejercicio del derecho o facultad a que se refiere, hasta el punto de desincentivar su ejercicio”. Es decir, podemos encontrar este efecto en muchos escenarios.

Sin embargo, en este artículo nos centramos en cómo con los sistemas de protección adecuados podemos ser capaces de disuadir a ladrones y asaltantes de no perpetrar ningún tipo de robo o ataque en una propiedad privada, ya sea una vivienda o una empresa.

¿Cómo se consigue el efecto disuasorio?

Pasamos entonces a apuntar cuáles son los principales métodos para conseguir el anhelado efecto disuasorio para mantener nuestros inmuebles a salvo de los delincuentes.

Placa disuasoria

Una de las formas más claras de “avisar” a los delincuentes de que la casa o el local están protegidos es utilizar placas disuasorias. Este tipo de placas señalan que ese inmueble está salvaguardado por una determinada alarma o por un sistema de videovigilancia. De ese modo, los ladrones o asaltantes son conscientes de que las dificultades para acceder serán mayores, así como las opciones de que sean detenidos por las fuerzas de seguridad. 

Por esta razón, en Securitas Direct recomendamos la instalación de carteles disuasorios desde el momento en que alguien contrata nuestra alarma. Estos carteles se entregan en diferentes modelos y tamaños con el objetivo de señalizar varios puntos del inmueble protegido, tales como el acceso principal, la puerta secundaria, una o varias ventanas y la puerta del garaje, por poner solo los ejemplos más representativos.

Elementos de seguridad visibles

Además de las placas disuasorias, otra buena medida es que los elementos de seguridad, tales como las cámaras de vigilancia ARLO, estén a la vista –sin que sean accesibles para su manipulación–. Los delincuentes tienen constancia de que en ocasiones se utilizan carteles disuasorios sin tener un sistema de alarma instalado. Por lo tanto, si los dispositivos encargados de la protección se encuentran visibles, tendrán un argumento más para frenar sus planes.

Además, hay que tener presente que alarmas como la de Securitas Direct garantizan la conexión las 24 horas del día durante todos los días del año. No en vano, todos los avisos son recibidos por agentes especializados que se encargan de dar aviso a los cuerpos de seguridad en el caso de que sea necesario. 

Simulación de presencia en el inmueble

Otro elemento disuasorio suele ser la presencia de los inquilinos en el inmueble. Aunque existan bandas de ladrones que actúan incluso con gente en las casas, los allanamientos se suelen dar cuando estas se encuentran vacías. A fin de cuentas, de ese modo es más sencillo realizar el robo. Por un lado, cuentan con una situación más calmada. Y por otro, se elimina la posibilidad de confrontación violenta, la cual no solo puede terminar con alguien herido, sino que, además, en caso de ser atrapados por la policía, las penas serán mayores.

Para conseguir este efecto, cuando no hay nadie en el hogar, se puede optar por programar el encendido de luces a unas horas determinadas. De esa manera, será necesaria una mayor vigilancia por parte de los delincuentes para constatar que la vivienda está vacía y que todo es una triquiñuela para mantenerlos alejados.

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Importancia de disuadir a los intrusos

Una vez expuestas las opciones que tenemos para conseguir un efecto disuasorio –a las que podríamos añadir otras como tener un perro guardián–, hemos de reiterar la importancia de disuadir a los intrusos

Por una parte, se evitan los intentos de robo y, por lo tanto, los desperfectos que los delincuentes puedan causar durante el asalto (en puertas, ventanas, interiores…). Por otra, evitamos que el intento de robo se produzca y llegue a buen puerto. Y en tercer lugar, se consigue frenar el número de intervenciones policiales, lo que redunda en tener un barrio más seguro y, por lo tanto, una revalorización de la zona.

En definitiva, crear un efecto disuasorio es la primera de las medidas de seguridad que debemos tener en cuenta cuando queremos proteger nuestros inmuebles.