Una puerta de seguridad es una de las mejores garantías para mantener protegido tu hogar o tu negocio ante posibles sorpresas desagradables. Se entiende por puerta de seguridad a toda aquella que incluye algún tipo de refuerzo que dificulta que alguien pueda forzarla, derrumbarla o destruirla de algún modo. Suelen instalarse en las entradas o en salas en las que se guardan objetos de mucho valor (son muy habituales en los almacenes de las joyerías o en las cámaras acorazadas de los bancos) con el objetivo de impedir que los intrusos puedan acceder fácilmente.
Modelos de puertas de seguridad
Hoy en día, las puertas de seguridad no se clasifican oficialmente en tipologías concretas. Cada una de ellas es sometida a una serie de pruebas de resistencia e, independientemente del modo en el que consigan dicha resistencia, se les asigna una clase (puertas de clase 1, clase 2, clase 3…). No obstante, según su composición y la forma en la que están construidas, podría llevarse a cabo una división en tres grandes categorías:
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Puertas acorazadas
En líneas generales, se trata de las mejores puertas de seguridad. Son, con gran diferencia, las que ofrecen un mayor grado de protección. Pueden estar fabricadas enteramente de acero o incluso llevar integrados elementos de un tipo especial de hormigón. En muchas ocasiones, especialmente cuando se instalan en las entradas de las viviendas, también incluyen planchas de madera, aunque la función de estas es eminentemente estética, para darles una apariencia de puerta más convencional. Son especialmente resistentes a los golpes e incluso al fuego, por lo que es muy complicado derribarlas o romperlas.
Este tipo de puertas, además, llevan todos los elementos de la cerradura integrados dentro de su propia estructura, lo que hace que sean mucho más difíciles de forzar.
Puertas blindadas
Se encuentran un escalón por debajo de las puertas acorazadas en lo que a nivel de protección se refiere. Estas puertas cuentan con chapas metálicas en su interior que las hacen más duraderas y resistentes.
La diferencia fundamental con las acorazadas es que, mientras las primeras están fabricadas en metal u hormigón, estas están fabricadas en madera y tan solo disponen de un refuerzo metálico en su parte interna.
Las puertas blindadas suelen incluir la cerradura como un elemento externo que se inserta en su estructura, lo cual las hace más vulnerables.
Puertas de seguridad básicas
Son las menos seguras dentro de los tres tipos en los que dividimos las puertas reforzadas según su composición. Su estructura, como la de la mayoría de las puertas convencionales, está normalmente construida con madera. En su interior se suele instalar algún tipo de elemento que las hace más resistentes (normalmente en forma de perfiles metálicos o de PVC), pero mucho más básico que en el caso de las puertas blindadas.
Las puertas de seguridad básicas son las más comunes en las entradas de las viviendas. Este es el motivo por el cual los ladrones tienen una mayor experiencia a la hora de burlarlas.
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