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Tal vez te estés planteando la posibilidad de instalar cámaras de vigilancia ocultas en tu casa y te surjan dudas acerca de si esto es o no legal.

Normalmente este tipo de sistemas suelen barajarse cuando se tienen dudas acerca de algún trabajador doméstico (servicio de limpieza, niñeras, cuidadores…), pero es importante tener mucho cuidado.

En España no existe una única norma acerca del uso de estos dispositivos, sino que su legalidad varía de una situación a otra. En cualquier caso, para evitar posibles problemas, hay dos factores muy importantes que se deben tener en consideración: la ubicación de las cámaras ocultas y la finalidad que se persigue con ellas.

Con respecto a la ubicación de los dispositivos, lo más importante es saber que bajo ninguna circunstancia se podrán emplazar en lugares en los que se pueda ver comprometida la intimidad de las personas, como por ejemplo baños, aseos, vestidores…

Con respecto a la finalidad, si el objetivo es única y exclusivamente confirmar una sospecha fundada acerca de que un trabajador está cometiendo un delito, será legal instalar cámaras ocultas e, incluso, las grabaciones podrán ser utilizadas como prueba en un juicio. Si, por el contrario, el único objetivo es controlar si el empleado realiza adecuadamente su trabajo o no, si cumple o no sus horarios… el uso no estará justificado y se podría estar incurriendo en una violación de sus derechos.

Cómo son las cámaras ocultas

Hoy en día es posible encontrar en el mercado cámaras de prácticamente cualquier forma o tamaño. Las cámaras ocultas que se utilizan en el hogar, normalmente son de dimensiones muy reducidas y se suelen integrar en algún elemento decorativo para intentar que pasen lo más desapercibidas posible (un libro, un reloj de pared, un cuadro, un muñeco u osito de peluche…).

Habitualmente funcionan de forma autónoma, con una batería interna y un disco duro o tarjeta de memoria capaz de almacenar fotografías, vídeo o vídeo y audio. Incluso existen modelos capaces de retransmitir en directo a través de internet hasta un ordenador o un teléfono móvil.

Los rangos de precios de estos dispositivos variarán en función de sin incluyen o no todas estas prestaciones, así como de la calidad de las imágenes que son capaces de captar. No obstante, por norma general, suelen ser más caros que las cámaras de vigilancia convencionales.

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Alternativas a las cámaras ocultas

Algo que se debe tener siempre muy presente es que un domicilio particular es, para un empleado doméstico, su lugar de trabajo. Es por ello que se deben respetar sus derechos exactamente igual que se haría, por ejemplo, en una oficina o en una tienda.

Tal y como comentábamos anteriormente, tratar de controlar el desempeño de un trabajador mediante cámaras ocultas no es legal y podría desembocar en problemas judiciales. 

En situaciones como esta, la única manera de instalar un sistema de vigilancia de manera legal es avisando a los empleados de su existencia. Deben ser conscientes de que se les está grabando y consentir dicha grabación.

En tales circunstancias, no merece la pena invertir en cámaras ocultas. Bastará una red de cámaras de vigilancia convencionales, como las que se incluyen en los sistemas de alarma de Securitas Direct.